Sin pasto, sin resultados, sin promedios, sin local o visitante.
Con barro, con wing, con enganche, con fútbol, con mística.
En sinpasto nos gusta hablar del ascenso.
Lo demás, trivialidad.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

La Sólo Fútbol

Revisando cajones y cajas, encontramos algunos números de esta gran revista de la década del 80´ y 90´. Esta revista le otorgaba al ascenso la bola que no le daba el Gráfico, por lo que ambas cumplían una suerte de complementación.
Además de destacar el papel que cumplió como medio deportivo durante años, resulta entrañable sentarse y leer las formaciones de los distintos equipos. Es como una especie de viaje en el tiempo, donde sorprende lo lejos que llegó tal jugador y como defraudo tal otro.

La revista abarcaba cada una de las categorías del ascenso, incluyendo una crónica de todos los partidos y fotos de los jugadores destacados. Esto comúnmente salía en un material parecido al papel de diario en blanco y negro. Pero las notas especiales (de un final o de un plantel que haya ascendido) salían a color y el material que era similar al de las revistas.




Cada comienzo de campeonato sacaba un informe completo sobre las trasferencias de cada club. Allí las curiosidades abundan: jugadores jóvenes que pintaban para crack pero que hoy ya retirados, aunque muy queridos o ídolos en sus clubes, no lograron nunca salir del terruño (caso Javier Brayotta, Seba Abeledo), otros también pibes en esa época pero que siguen jugando (el goleador y emblema de Liniers, Walter Negretti en Deportivo Paraguayo).
No pueden faltar las perlitas: el pase de Nestor Retamar desde su natal Leandro Nicéforo Alem a JJ Urquiza, todo esto antes de convertirse en consejero juvenil. Otra, la primera experiencia de Nestor Sicher como DT, que colgaba los botines pero no cortaba su vinculación con el futbol ni su bigote (?).



Apuesto lo que no tengo (?) a que cada número de la Sólo Fútbol tiene algo de magia, algún dato en algún cuadrito recóndito que nos sorprende, interesa y hasta alegra. Sí, admitamos que estamos enfermos.
Así, en la foto de acá abajo nos enteramos que fueron Riestra, Brown de Adrogue y Liniers los primeros clubes del ascenso en sumar de a tres. Y obvio, las perlitas: Los resultados morales con su correspondiente tabla, la “agenda semanal” donde el ex Atlético Campana y actual Villa Dálmine se enfrentaba a Barracas Central y la pequeña sección “saldos y retazos” (?), que informa sobre como la hinchada de Midland casi rompe todo de local y del frustrado paso de Enrique Primerano por (agarrate) el Atlético de Madrid.





Poniendo la atención (y también fotografías, toda una novedad) donde pocos lo hacían, Sólo Fútbol marcó a varías generaciones que no se limitan al tiempo en que la revista se publicaba.
La Sólo Fútbol trascendió y dejó de ser un medio deportivo más para transformare en un documento de culto que se puede encontrar en algún puesto del Parque Rivadavia.

martes, 21 de septiembre de 2010

La camiseta de Riestra

¿Si un equipo cambia de camiseta durante un partido, también puede cambiar el rival, los hinchas y hasta la cancha? Nuestro compañero más lisérgico opina que sí.


Hace dos sábados atrás estaba en la cancha de Riestra, ahí en el Bajo Flores, exactamente al lado del estadio de San Lorenzo. Desde los pequeños bloques de cemento del blanquinegro el Nuevo Gasómetro se erguía imponente, recordándonos a todos los que allí estábamos lo insignificantes de los clubes de la D. En este sentido, y alejándome del tema que me convoca, los dirigentes de Riestra podrían haber elegido otro terreno para edificar su estadio.
Así las cosas, el local enfrentaba a Lugano. El partido pintaba discreto y esto se hacía notar en las tribunas: muy poca gente, menos de 100, en las gradas. Nada fuera de lo común, podríamos afirmar, para un partido de la D. Sin embargo, en el 2do tiempo las cosas tomarían una dimensión propia de una película de ciencia ficción.
¿Por donde empezar?
Hagámoslo por el principio: Riestra salió a jugar el segundo tiempo con una remera diferente a la del 1ero. De un color azul y amarillo que el buen gusto de cualquiera consideraría como “cuestionable”. Se notaba que no era una alternativa. Parecía de entrenamiento, o de esas berretas que mandas a hacer cuando logras convencer a 10 amigos para anotarse en un torneo de futbol. Lugano y los árbitros ya estaban en el campo de juego y vieron desde sus posiciones el extraño vestuario.
A los 8 o 9 minutos del complemento desborda el wing derecho de Riestra, tira el centro y un central de Luga la manda al corner. Y allí lo que no podré explicar jamás en su totalidad.
El aire se tornó pesado y un silencio sepulcral invadió el Guillermo Laza. Los jugadores apenas podían moverse. Fue como si aumentara considerablemente la fuerza de gravedad y todo se volviera más pesado, más lento. Recuerdo que aumento la temperatura y creo que el tamaño del sol hizo lo mismo, como si se hubiera acercado a nosotros, a las 100 personas que estábamos en la cancha. Lo que más me aterró fue la sensación que tenía al respirar. Parecía, lo repito, pesado, como cargado. Casi como un elemento sólido que nos aplastaba y ahogaba. En medio de ese averno, los rayos del enorme sol me cegaron y tape mi vista con mi brazo. Cuando lo creí necesario, baje el brazo y juro por Dios que el corazón se me detuvo. No puedo describir mis sensaciones, le pido disculpas al lector, por lo que pasó a describir lo que vi.


(Nota de Sinpasto: El rumor en la redacción (?) es que con ese atuendo Riestra jugó el primer tiempo...)

Una vez que bajé el brazo, me escurrí los ojos y los abrí lentamente. Vi un río terriblemente sucio, giré la cabeza y se me presentó un edificio enorme abandonado, era una fábrica. Decididamente ya no estaba en la cancha de Riestra, pero seguía en una cancha de futbol: giré otra vez el cuello y delante de mí se desarrollaba un partido de futbol. En medio de mi estupor y terrible cagazo, alcancé a descifrar los equipos que se enfrentaban. Uno era Victoriano Arenas, el otro era Puerto Nuevo. Este último con su casaca azul y amarilla tradicional, muy similar a la que estaba utilizando Riestra. Una vez que reconocí a los equipos de inmediato supe donde estaba. Era Valentín Alsina, más precisamente en aquella curva del Riachuelo que casi aísla a ese inmundo pedazo de tierra del continente. Estaba una de las mejores canchas que le quedan al futbol nacional, la de Victoriano Arenas.
La sensación de ahogo había desaparecido y algo repuesto recordé que antes de salir para la cancha de Riestra mire en el Crónica los otros partidos de la D. Entre ellos figuraban CAVA-Puerto Nuevo. También reconocí al 9 del equipo visitante, que hacía su estreno esa fecha, según rezaba el matutino. Es decir, no había viajado en el tiempo, ni de divisional. Sí en el espacio físico. Seguía en la D, seguía siendo sábado y seguía siendo fines de agosto del 2010, pero ya no estaba en el Bajo Flores
Luego de reponerme de la horrorosa experiencia, me acomodé en el tablón y mire todo el partido. Ciertamente se me paralizaba el corazón del terror cuando un jugador de Puerto Nuevo, con su clásica remera azul y amarrilla, se acercaba a donde yo estaba. Era obvio que esa combinación de colores a la sueca algo había tenido que ver.
Cuando finalizó me dirigí a mi casa sin ningún tipo de problema, y no he tenido ninguno hasta hoy, que es cuando recién me animo a contar esto.
Sin embargo, creo que nunca me animaré a ir a ver a Riestra de vuelta. Al menos hasta que vuelva a usar su tradicional remera.



Por Gonzo

jueves, 9 de septiembre de 2010

El ascenso y el futbol del pico y la pala (?)

Hagamos memoria ¿Qué pasó en los 90? Mejor dicho, que pasó de la mitad de los 90 en adelante? A ver… había algunas cosas copadas, otras que tal vez decepcionaron, surgieron mentiras y paparruchadas (?)
Pero también se dio otro fenómeno que llegó para quedarse (?), los doping positivo. Y ya no estamos hablando de efedrina o alguna otra sustancia concheta, sino de las denominadas drogas sociales. A saber: cocaína y marihuana. Fue en la segunda parte de la década de 1990 cuando la merca y el faso (?) hicieron su irrupción en los controles de la AFA. El ascenso, de ninguna manera, fue ajeno a esto. Recordemos algunos casos singulares. De aquellos que pudieron recuperarse y seguir, y de otros que la tuvieron más jodida.

Posiblemente la historia de Christian Nieva sea la más triste. Era 1996 y se desempeñaba en Chaca cuando le dio positivo por cocaína. La contraprueba rectificó lo mismo y le dieron seis meses de suspensión. Estaba muy deprimido y el único trabajo que consiguió a partir de la suspensión fue de remisero. Una madrugada chocó contra un camión y así terminaron sus días. Cabe mencionar que ante un hecho similar (Es decir, doping por cocaína) y en el mismo año, jugadores como Usuriaga y el Diego zafaron y esquivaron la sanción. Pero no todos tienen buenos contactos. Nieva no los tenía y en esa época el doping era una mancha muy difícil de sacar para la carrera del futbolista.
Más cercano en el tiempo, y más conocido en el ambiente, es el caso de Carlos Cordone. Al lobo le salto por marihuana dos veces en 11 meses, entre el 2003 y el 2004. La primera vez lo pararon tres meses, la segunda, por reincidir, dos años. El jugador tenía 29 años en aquel entonces y se desempeñaba en San Lorenzo; club que, ratificando que efectivamente no tiene barrio, dejó a Cordone totalmente tirado. El lobo volvió a las canchas vistiendo los colores de Argentino de Merlo, en Primera C, cuando ya todos sabían que no era el wing habilidoso que supo ser. Muchas tratan a Cordone de boludo por cagarse sólo una carrera más que promisoria. Seguramente nadie lo haya obligado a nada; pero también puede decirse que tuvo el placer de vestir la casaca de sus amores (Leandro N Alem) y otra cosita, un detalle nomás, el de ser fiel a si mismo.



Robbie Fowler nos muestra que la alegría no es sólo argentina (?)



Jorge Ariel Blanco fue otro que reincidió. Enganche habilidoso, fue clave en el Lafererre que en el 2002 ascendió a la B metro. Pintaba como el sucesor del eterno Pablo Casado, pero cuando en el año 2005 le saltó doping por marihuana por segunda vez las cosas se complicaron. Parate de dos años y a rebuscárselas. Sin embargo logró seguir adelante y una vez terminada la suspensión volvió a Lafe, esta ves en la C. El último dato que tenemos de su paradero es en San Miguel, también en la C.
No todos los casos terminan mal. En el 2005 a Rodrigo Lodos el control vigilantió (?) que había consumido marihuana y cocaína. Suspensión de seis meses. Sin embargo, cumplida la sanción, el defensor jugó en el All Boys campeón 2007/2008, integrando la plantilla del Albo también en el Nacional. También podemos citar a Adrián Godoy, al que de muy chico lo suspendieron por un largo tiempo por consumir cocaína, allá por el año 1998 y que sin embargo volvió y jugó en su posición de volante hasta el 2006.

Así, una vez más se comprueba que hay de todo en la viña del Señor. Hay que señalar que desde hace no mucho tiempo ya no se condena a los jugadores por incurrir a drogas sociales. Un pasó adelante en una AFA monárquica, en el sentido pleno de la palabra.
Desde Sinpasto, of course, apoyamos esta causa.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Soluciones

“…se redujeron los hechos de violencia, a pesar de que no hay hinchas visitantes hay muchas internas en las barras, hay que cambiarlos de escenarios si es necesario, no podemos hacer excepciones, tiene mucho que ver la capacidad operativa, no se pueden hacer más eventos si no da la capacidad operativa, hay cosas de la realidad que se ignoran.”

Ruben Perez, capo del Coprosede y su forma de admitir a Mundoascenso la absoluta y total incompetencia.

No sé, este tema me da mucha bronca.
Me pregunto francamente como es que NADIE puede ir de visitante a ver a su equipo. Me pregunto como llegaron estos muchachos a esa solución. Me hace acordar a aquella vez que unos bomberos para bajar a un gato de una palmera decidieron tirar abajo la palmera. Posta, eh. Parece de Capusotto pero realmente pasó.
Parece de Capusotto (Nota de Sinpasto: perdón Diego por la analogía) pero es el Coprosede, el que sigue sosteniendo que tenemos que ir a la cancha cada 15 días. Parece algo incoherente, falto de idoneidad y sentido común, parece algo absurdo y por qué no (?) rústico. Pero no, es el Coprosede.
No parece, es la máxima muestra de inoperancia
Y me da mucha bronca.